miércoles, 6 de abril de 2011

¿CIRCO O TEATRO?


Tras casi seis años de espera (fecha del estreno mundial) y tres meses desde que compré las entradas, por fin llegó el ansiado día de ver la nueva propuesta del Cirque du Soleil en España, Corteo. Sin lugar a dudas, Corteo es el espectáculo más teatral del Circo del Sol, lo cual de entrada sorprende ya que se aleja bastante del concepto abstracto al que nos tiene acostumbrado y nos hace viajar de principio a fin por un espacio imaginario que gira alrededor de la muerte y está cargado de referencias y personajes terrenales.

Para comenzar ese viaje, el Gran Chapiteau se propone y logra con éxito trasladarnos a un lugar indeterminado del mediterráneo mientras caminamos por su interior con destino a la butaca. El ambiente que se respira es el de una feria de verano, con sus bombillas y faroles, y el murmullo del público que comenta con admiración la belleza del espacio recreado por Jean Rabasse, escenógrafo del espectáculo.
En cuanto uno se sienta, de forma imperceptible volvemos a viajar, pero esta vez a una ciudad de centro europa. Ahora la sensación es la de estar en el interior de un teatro de la ópera y disponernos a presenciar "Don Giovani".


Dos telones descomunales inspirados en cuadros pertenecientes a la exposición "The Great Parade: Portrait of the Artist as Clown", dominan imperiosamente el escenario que no está exento y a la vista del público como es costumbre en esta compañía. En esta ocasión, la pista su ubica en el medio del Gran Chapiteau y los espectadores a ambos lados. Hay dos plataformas giratorias, y en ellas se dibuja un laberinto que reproduce exactamente el que se encuentra en la catedral francesa de Chartres.

A escasos cinco minutos del comienzo, aparecen interactuando con el público todos los personajes de Corteo, poniendo de manifiesto lo que vamos a presenciar; un palmario homenaje al mundo tradicional del payaso. A partir de ese mismo momento se ejecuta con precisión un auténtico cócktel en el que se mezclarán los universos de Browning, Fellini y Lynch, las pinturas de El Bosco, Magritte y Picasso, las óperas de Vivaldi, Monteverdi y Handel, "La Divina Comedia" de Dante, al tiempo que se nos desquebraja el concepto artístico habitual del Circo del Sol, el circo de los mundos estrambóticos y marcianos habitados por seres fantásticos creados a base de vestuarios y maquillajes excesivos (recuérdese Alegría Quidan o Varekai).


Ahora, en Corteo, sus habitantes son hombres de carne y hueso, mortales, comprometidos con el arte, la comedia y en un ultimísimo lugar, el circo.

Corteo arranca con el funeral de un payaso que a su vez observa lo que sucede a su alrededor; su velatorio acontece en un ambiente festivo y carnavalesco, bajo la presencia de unos ángeles de la guarda que vigilan en silencio desde el cielo, y la compañía circense al completo (el jefe de pista, un gigante, dos enanos, payasos, trapecistas, etc).


Durante dos horas se producirá en el interior del circo un bombardeo imparable de imágenes oníricas, de brutal plasticidad y belleza, cargadas de poesía y arte, con momentos visualmente impactantes que se incrustan en tu retina y te provocan escalofríos. Camas y bicicletas que vuelan, zapatos que caminan solos, acrobacias en lámparas gigantes de araña suspendidas en el vacío, un payaso haciendo funambulismo cabeza abajo portando dos candelabros en cada mano mientras atraviesa a gran altura la pista, y así podría seguir y seguir. Pero sí quisiera destacar dos momentos insuperables, de esos que te hacen vibrar y a mi incluso lanzar alguna lágrima. Uno de ellos, el instante en el que el payaso fallecido (interpretado genialmente por el actor italiano Mauro Mozzani) recibe sus alas de ángel y aprende a volar; espectacular. El otro, la interactuación entre Mozzani, la diminuta acróbata enana, ésta colgada de un ramillete de globos gigantes, y el público; bellísimo. Y es que en Corteo se produce un hermanamiento entre lo grande y lo pequeño, lo ridículo y lo trágico, la magia y la realidad, lo perfecto y lo imperfecto, todo ello en un nivel estraño, impreciso entre el cielo y el mundo terrenal.


Daniele Finzi Pasca, ha realizado una dirección magistral de un espectáculo en el que se rinde homenaje al mundo del circo más clásico a través del arte del teatro. Es posible que en algunos momentos, su trabajo peque de barroco y esto provoque un abuso de elementos escénicos y personajes en la pista que pudieran restar protagonismo al número principal que en esos momentos se está ejecutando. Ello no significa que Finzi adorne con gratuidad los acontecimientos pero sí exige de los presentes un proceso de información difícilmente asimilable en un primer visionado para los no expertos. Con esto no pretendo afirmar que la gente no entienda lo que ve pero sí es posible que haya cosas que pasen inadvertidas, lo cual es una lástima, más si tenemos en cuenta que todo, absolutamente todo, es bellísimo.


Quien espere de Corteo una correlación de números circenses, a cual más sorprendente, tendrá una gran decepción. El Circo, de forma intencionada, queda en un segundo plano. Incluso los números acrobáticos en esta ocasión no son especialmente espectaculares. Son los de toda la vida sin apenas "un más difícil todavía" pero que siempre provocan admiración y sorpresa, perfectamente integrados en la trama de la histora y cargados más que nuca de poesía, porque a diferencia de otros espectáculos, en Corteo, se dispara a bocajarro al espectador tocándole la fibra sensible, no precisamente con el deslumbramiento de un número bien ejecutado sino con la belleza de un espectáculo bien dirigido. Aquí no hay elementos abstractos, imaginarios, indefinibles ni números imposibles, inexplicables, cargados de riesgo. Aquí no hay maquillajes ni vestuarios que te alejen de la realidad. Aquí la magia se logra porque todo es tal cual, terrenal, cercano, pero sobre todo,  poético y muy humano. En definitiva, ARTE en estado puro.


3 comentarios:

  1. Genial crónica de un espectáculo que estoy deseando ver! La verdad es que verlo ya lo he visto en el blu-ray que me compré hace tiempo y la música la tengo mas que oida por lo que espero con MUCHAS ANSIAS a que llegue Junio y disfrutarlo como mínimo, de la misma manera que tú. :-)

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  3. Fui a ver Corteo ayer en Alicante y creo que has plasmado a la perfección las emociones que sentí al ver este bello espectáculo. Un abrazo Miguel Ángel.

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