lunes, 10 de septiembre de 2012

YO TAMBIÉN SOBREVIVÍ A SPIDER-MAN

 
 
Tras un justificable parón, y aprovechando el comienzo de la nueva temporada teatral, retomo mi blog para compartir con quienes deseen dedicar unos minutos de su tiempo a leer mis impresiones sobre lo que he visto, oído y vivido en los patios de butaca de los diferentes teatros que he  visitado en los últimos meses.

Hacía varios años que no pisaba la “Gran Manzana” y ya tocaba. La verdad es que dudé bastante sobre qué obra ver. Muchas, ya las había visionado en anteriores visitas, lo cual me hizo reflexionar sobre mi madurez incipiente, que ya se deja ver en situaciones dubitativas como esta. Finalmente tuve claro que quería aprovechar mi estancia para ver un clásico y una nueva producción de reciente creación, decantándome por “Evita” y “Spider-man, turn off the dark”. 

Con respecto a "Spider-man", reconozco que tuve mis dudas. Por un lado las críticas no habían sido nada favorables con este musical sin embargo tenía claro que una producción de estas características, jamas la iba a poder ver en España, amén del morbo que producía, teniendo en cuenta los múltibles accidentes acontecidos y las camisetas que muchos newyorkinos llevan con el eslogan "¡YO sobreviví a Spider-man!", pasar tres horas en un teatro, con la adrenalina a flor de piel por si algún cachivache, o directamente el señor araña, caía sobre mi cabeza, sin olvidar, por supuesto, la curiosidad que despierta ver la producción más cara de la historia de Boadway.


Spider-man se puede ver en el FOXWOODS theatre, un teatro histórico y gigantesco, ubicado en la mismísima calle 42 y 43 (tiene entrada por ambos lados), frente al también mítico New Amsterdam Theatre. El teatro Foxwoods, sufrió una importante reforma entre los años 1996 y 1998. Fue construido en 1903 y bautizado con el nombre de “The Liric Theatre” convirtiéndose por muchos años en el teatro más prestigioso y prominente de Manhattan. Aún hoy sigue dando escalofríos ver el tamaño de su patio de butacas, la grandiosidad de su escenario y la belleza de los detalles que envuelven el edificio.

En cuanto al musical decir que “Spider-man, turn off the dark” es un despropósito en todos los sentidos. Un arranque bestial y bellísimo, hacen presagiar que aquello va a ser un continuo despliegue de pirotecnia. El desarrollo de la historia es muy similar al de la película o el comic si bien hay ciertas licencias que creo, responden más a procesos de adaptación teatral que a caprichos de dirección. La concepción del musical es muy similar al recorrido de una montaña Rusa; cada 10 minutos se produce una subida vertiginosa, con caída brutal, curvas, giros y sorpresa final para después,  coger aire y volver a la carga.



En cuanto a la concepción del espectáculo, criticado por muchos por la falta de evidencias en la producción que justifiquen la gran inversión así como de un aire infantiloide rozando lo cutre, manifiesto mi disconformidad. La estética comic está en todo momento presente así como la mano y el espíritu de la genial Julie Taymor, que abandonó el proyecto a punto del primero de los muchos intentos de estreno pero que mal que le pese a algunos, incluso a ella misma, su estilo y su técnica están continuamente en detalles de la obra. 

Este musical tiene momentos… uhmmm, algo irregulares, pero también momentos geniales por los que ya merece la pena haber pagado el precio de la entrada, incluso me atrevería a decir, que haber ido ex profeso a Nueva York. Sirva de ejemplo el genial número interpretado por Reeve Carney, en el que, estando solo en su habitación, descubre que puede  subir y trepar por las paredes y techo. O el apoteósico final del primer acto donde, por fin, se produce uno de los momentos más esperados por el personal y, por primera vez Spider-man da un recital de acrobacias, vuelos, y lanzamientos de telas de araña por todo el teatro (anfiteatro y palcos incluidos),  sin olvidar la lucha final entre el arácnido y el duende Verde, magníficamente este último interpretado por Robert Cuccioli, en el edificio Chrysler.

La escenografía me pareció en ocasiones divertida, puntualmente  moderna, y en general grandiosa y llena de hallazgos y recursos que dejan ver que detrás de tanta parafernalia,  está la mano de un director.  Parece increíble que algo tan desproporcionado pueda entrar en un escenario y se pueda mover con aparente facilidad. 

Me gustó mucho la idea (muy desarrollada en su día por Taymor en “El Rey León”) de hacernos ver más allá de lo que estamos viendo sin perder en ningún momento nuestro punto de referencia; la butaca de un teatro. De ahí que nos quedemos boquiabiertos cuando vemos a Mary Jane colgando del puente de Brooklyn o lleguemos a sentir vértigo con el genial efecto del edificio Chrysler, o nos olvidemos por completo del arnes que ayuda a Spider-man a volar y creamos que realmente vuela.

Por último, y con respecto a la música, tengo que decir que, personalmente, me ha gustado. Sí, de acuerdo, es muy U2, y qué. Al espectáculo le va como un guante y eso es lo que debe contar.  Sin duda, por las características de la música, es una partitura para oír en directo, más teniendo en cuenta que todos, absolutamente todos,  cantan e interpretan la creación de Bono y The Edge, sobresalientemente con la dificultad que ello entraña en un espectáculo de semejantes características, destacando a Reeve Carney y su “Boy falls from the sky”, que en una escena cargada de emotividad y estéticamente sublime, la canta como si nada y pone en pie a los 2.000 espectadores que llenan el teatro.

Es evidente que a mí la obra me gustó. Pero me gustó porque me sorprendió. Esperaba una bobada, algo hueco,  y encontré una pieza con contenido. No soy muy fan de este estilo de musicales ni suelen entrar entre mis preferencias a la hora de invertir los más de 300 euros que me costó la entrada sin embargo, hay determinadas obras que están ahí y que, no sé muy bien si por cultura musical, por el marketing o por qué, pienso que hay que ver. Como dije al comienzo, tengo claro que este musical nunca vendrá a España. Para empezar, no hay teatro que pueda dar cabida a semejante montaje. Incluso Londres está teniendo problemas para encontrar un teatro con capacidad para ello. En segundo lugar, no creo que hubiese nadie capaz de asumir una inversión de tal envergadura, con el susodicho riesgo que ello conllevaría. En conclusión, que esto es un producto “puro” Broadway y sólo para Broadway, pero si podéis, id a verlo porque no hay nada igual.






3 comentarios:

  1. A mi personalmente sí que me atraía me atrae y después de leer tu crónica me atrae mucho más. Muero de ganas por verlo, este y muchos más en Broadway! Gracias por la crónica y gracias por volver, se te echaba de menos!

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  2. a mi si que me parece que lo podrían traer a España considerando que van a traer Eurovegas a Madrid y normalmente estos complejos tienen grandes e inmensos teatros. si luchamos por él, seguro que lo traen.:)

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    1. Estoy contigo. Sobre todo, viendo lo que se cuece fuera, creo que Madrid empieza a pedir a gritos un gran teatro comercial dotado de la infraestructura necesaria y de un tamañó acorde con el tipo de montajes que se imponen en estos momentos en el mercado. Con lo que tenemos ahora, producciones como Spiderman, son inviables en muchos aspectos, empezando por el de ubicación,

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